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Guantes de Ámbar permaneció todo ese tiempo con los toreros negros y con Dalia de Mengala. A Dalia la conoció recién llegada a Valladolid, venía de México y era esclava de Antonio Saavedra Guzmán. En Valladolid su propietario se la vendió a Pedro de Escobar Melgarejo, famoso general de la Flota de Nueva España y veinticuatro de la ciudad de Sevilla.(…)

Dalia, que acababa de llegar a España, se quedó sola en la ciudad. Cuando Guantes de Ámbar la vio y conoció su historia, la recogió y la llevó a su casa. A su amigo, el que le había prestado la casa, el regidor de la ciudad, el conde de Gondomar, le pidió que le arreglara los papeles para que fuera una negra libre en España. Dalia ya no se separaría de su amiga.(…)

Dalia de Mengala y el negro Simón habían madurado su idea. Estaban enarmorados, querían compartir sus vidas, habían decidido vivir juntos en Jaén. Dalia trabajaría con Simón en el horno de pan de los negros. Mientras los negros atravesaban Sierra Morena, Simón contaba a Dalia algunas historias de Jaén y cómo vivían los negros allí. Le decía que igual que pasaba en muchas ciudades de España, Jaén era muy similar a Valladolid, el lugar de donde venían. Había tanta población negra en la ciudad y sus pueblos, que junto a Sevilla y Cádiz era donde más cofradías de negros existían.

Subido por Leo participante del Espacio de trabajo colaborativo para De biografías y videografías. Fuente: relato tomado del libro «Las Negras de la Inmaculada» de Jesús Cosano.

Cuadro de Jesús Cosano.

 

Calle Hornos Negros, Jaén. Fotografía: Jesús Cosano, 2018.