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Guantes de Ámbar la reconoció enseguida. (…) Las negras y mulatas que bailaban y hacían música eran las que formaban la compañía de la famosísima mulata portuguesa Leonor Rica. Venían de actuar en Córdoba y se dirigían a Madrid. Como les ocurría a los toreros negros y a otros negros y mulatos que recorrían los caminos de España, ese lugar era uno de sus preferidos. En aquella casa eran siempre bienvenidos. (…)

Leonor Rica era una mulata portugues que llevaba años alborotando Sevilla. Desde que llegó con su compañía en el año 1574, ya no paró de trabajar en la ciudad y alrededores. Durante más de veinte años estuvo la mulata haciendo gozar al público de allí.

En 1587, el cabildo de la ciudad encarga a Jerónimo Hurtado la preparación de un carro de los que desfilaban en la fiesta del Corpus de Sevilla. Entre las cinco mujeres que debían llevar el carro para que cantaran, bailaran y tocaran los instrumentos durante el recorrido por las calles de la ciudad, estaba Leonor Rica. Fue tal el impacto que causó la mulata cantando y danzando, que las autoridades no tuvieron más remedio que darle «la primera joya» de todas las carrozas que participaban. Lo que hoy sería el primer premio.(…)

En las fiestas del Corpus de esos años ocurría que cuando la procesión que podríamos llamar oficial (que ha continuado casi igual hasta nuestros días), (…) había terminado, aún estaban los carros de los cómicos, músicos y danzantes representando y haciendo sus bailes y cantes en diversos lugares de la ciudad. Hasta casi la noche seguían actuando entre el fervor del público. Y claro, muchos de los que habían participado y terminado el recorrido, se quitaban las sotanas y trajes oficiales y salían corriendo a presenciar los espectáculos de los carros.(…)

Y uno de aquellos lugares del recorrido oficial, el más alejado de la catedral, la plaza de El Salvador, era el preferido del público sevillano para presenciar el espectáculo de la mulata. (…)

Continuó Leonor actuando en Sevilla más años. En 1590 vuelve a la fiesta del Corpus Christi (…) Ya no hay hombres intermediarios, ella es la responsable. Ese año le pagan más, ochenta ducados, y vuelve a ganar la «primera joya». (…)

No daban abasto Leonor y sus mulatas portuguesas. Cuando se encuentran con los toreros negros y sus amigos en la casa del barquero de Espeluy, iban camino de la corte de Sevilla.

Subido por Ellis participante del Espacio de trabajo colaborativo para De biografías y videografías. Fuente: relato tomado del libro «Las Negras de la Inmaculada» de Jesús Cosano.

«Carro de la Alegría», lienzo de Domingo Martínez.

 

El Simpecado del Rocío de Triana, estrenado en 1936, participa en el Corpus de Sevilla. 27 de mayo de 1937 / BIBLIOTECA NACIONAL DE ESPAÑA